lunes, 18 de julio de 2011

Aquel hombre...

 Había vuelto a vivir en casa de sus padres. Seguro que su mujer le debió dejar por otro más guapo, con más dinero... o a lo mejor simplemente se había aburrido de aguantar sus memeces, allí tirado parecía un niño gigante. Quien sabe, puede que fuese el más imbécil de los hombres, uno de esos capullos con una bocaza enorme y más cara que espalda...


Que estuvo casado era más que obvio, no soy la clase de persona que se fija en si alguien aún tiene la marca de la alianza, pero aquellos pantalones chinos color arena son los típicos que mi madre le regalaría a mi padre el 13 de Abril. Esa clase de pantalones que están pensados para que te los pongas con la raya marcada y una camisa metida por dentro pero jamás con una camiseta de Pearl Jam tío...
Llevaba la pulsera azul así que supongo que el pobre hombre ya llevaba tres días vagando por el festival solo o puede que aún peor: había arrastrado al último pringado que conociese para que le acompañara...
No pude evitar sentir lástima cuando vi a aquel hombre ahí tirado en el suelo. Me costaba imaginar cuanto habría bebido aquel tipo o que se habría metido para acabar tirado en medio de miles de personas a las cuatro de la madrugada con esos bonitos chinos meados. Hasta inconsciente dando por saco a su ex.


Tuve un momento de lucidez y decencia, me agaché junto a él para comprobar si aun respiraba. Su pecho se movía, puse la mano frente a su boca y pude notar su aliento.
Biel se agachó junto a mí y me susurro al oído.


- Cuenta la leyenda, que lleva aquí borracho desde el concierto de Pearl Jam del año pasado, que jamás fue capaz de rehacer su vida desde aquel momento...


No le dio tiempo a acabar de decirlo y estallé en carcajadas. No me pareció una idea descabellada, guardaba cierta coherencia con mi primera impresión de aquel hombre.Te das cuenta de lo borracho que estás cuando tus líneas argumentales absolutamente lógicas guardan tanta coherencia con los delirios de alguien colocado...A decir verdad puede que llevase desvariando ya muchas horas. De hecho llevaba tantos días allí como aquel hombre del que puede que solo me separase la edad.
Me senté en el suelo junto a él, Biel y los demás se perdieron en la carpa entre el ruido y la multitud.





Al cabo de unos minutos me dejaron de doler tanto los pies, los gritos y la música pasaron a formar parte del ambiente y de espaldas a los láseres de la carpa me quedé totalmente absorto en la gente que salía de la oscuridad dirigiéndose a la pista a bailar. 


Traté de concentrarme en las caras de la gente, buscando una en concreto. Había una en la que tenía un especial interés, por desgracia guardaba un rasgo en común con el resto, jamás la había visto. Llevaba horas buscando esa cara, al principio escaneaba unas cuantas y volvía a perderme en aquella enorme juerga. Pero conforme iban transcurriendo las horas y pasando los conciertos más la buscaba, mayor era aquella ansiedad y la rabia de intuir que sería imposible que el azar nos llevara a encontrarnos en un lugar como aquel.


Me levanté y me di cuenta de que algo fallaba, estaba cansado y desilusionado, faltaba algo en todo aquello. Alguien le había robado la guinda al pastel, mi guinda, era solo para mí a nadie más le importaba aquello, solo a mí.


Sentía ganas de volver a casa, de darme un ducha, de sacudirme aquella extraña sensación de encima, de nadar lejos, de hundirme en el mar y reprocharle a gritos al agua toda esa puta frustración.


Puede que me estuviese importando demasiado...

6 comentarios:

  1. O puede que cada uno busca lo que necesita.

    Sea como sea no dejes de escribir, ¡¡más capitulos, más capitulos!!

    Me gusta... Y pobre hombrecito, con la pulsera azul y tiradito... buf...

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  2. Gracias M, me alegro de que te guste, la semana que viene otro!

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  3. como que la semana que viene???!!!!

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  4. se que probablemente devoras todo lo que lees...pero esto es semanal jajaja

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